Reflexiones sobre la rueda acerca de las vacaciones

Siempre es grato ir de vacaciones, al menos en teoría.
El destino muchas veces es lo menos importante. El motor de la aventura ha de ser la ilusión por conocer ciudades nuevas, degustar nuevos platos, caminar por calles desconocidas, dejar que el tiempo fluya, actividades todas ellas que generan sensaciones agradables.
Es un hecho que ahora ir de vacaciones supone una práctica habitual en los meses veraniegos y en cualquier puente que se ponga a tiro, en los países desarrollados. Esto hace que desplazarse se convierta en una tortura, al ser conscientes que buena parte de las vacaciones, muchas horas, se tiran en balde inmersos en retenciones interminables que convierten lo que se prometía como un estupendo pasatiempo en una agonía. Si es invierno, todos a esquiar como locos, las carreteras atestadas y las pistas a tope. Colas por todos sitios, para coger el remonte, para pillar un bocata. Y esto más que relajar acaba estresando. En verano pasa lo mismo. Las ciudades de interior se quedan despobladas al vaciarse de gente que huye en estampida hacia las zonas costeras. Una vez allá, las calles están que no cabe un alfiler y hay que pegarse para poner la toalla en la arena.
Si finalmente la pones, con calzador, te ves rodeado de gente, en un desparrame de carne por todos lados. Gritos por aquí, gritos por allá, el niño repartiendo arena alegremente, el otro discutiendo con su pareja, otro oyendo la radio a volumen total,
Otro restregándote el Marca por la coronilla.
En resumen todo lo que se entiende como pasar un agradable día de playa. Y en el agua se corre el riesgo de que una medusa se ponga golosona y te deje el cuerpo preso de un picor insoportable. A todo esto hay que tener en cuenta el sol, que calienta de lo lindo y no deja de molestar, chamuscando los pelillos y enrojeciendo la piel sin darte cuenta. Las hay que se echan al sol tan ricamente como el chuletón en la parrilla y vuelta y vuelta consumen las horas y queman las horas y los cuerpos,
comprando voluntariamente boletos para la rifa del cáncer de piel. Los que de esto entienden, los dermatólogos recomiendan exposiciones al sol mesuradas, de poco tiempo, antes de las doce de la mañana. Pues bien, a esa hora es cuando la mayoría
sean hombres o mujeres rinden el culto al sol ofreciendo sus cuerpos de resecas y tostadas pieles.
Información al respecto sobre el asunto hay mucha y pasotismo también.
Hay quien se organiza y baja a primera hora, se da un baño solitario en el mar y pasadas las once, antes de que la horda de turistas dinamite la tranquilidad reinante se recoge dándose el piro, desapareciendo del mapa hasta el día siguiente.
Como todo en esta vida es relativo, es conveniente pararse alguna vez a reflexionar.
¿ Compensa ir de vacaciones ?. La mayoría de las rupturas se producen en estas fechas. Es comprensible. No es el hecho de estar juntos lo que quema. Son las circunstancias ambientales las que desbordan la paciencia de los sufridos turistas.
La primera prueba a superar es el viaje de ida, que suele ser una buena palicita en coche hasta el punto de destino, generalmente la playa. Las retenciones y los calores no ayudan a crear un clima de sosiego. Y lo antes citado en las playas, el sol agobiante, gente por todos lados, ruidos, agobios, colas para cualquier actividad. Que uno no tenga nada que hacer, no implica necesariamente que el tiempo quiera desperdiciarlo haciendo cola en cualquier actividad que desee hacer. Una muestra de todo esto es ver la cara que tienen los turistas cuando están visitando una ciudad siguiendo a la Guía turística. Parecen corderos que van al matadero. Porque esta es la guinda al pastel. Si algo bueno tienen las vacaciones es que cada día, a priori, es diferente y puedes hacer las cosas como quieras. Si el viaje es organizado, la has cagado. Da igual que haga frío o calor, que te apetezca o no, te verás obligado a seguir el plan de ruta fijado sin poder hacer nada al respecto. ¿Como es posible que habiendo miles de pueblos y ciudades en España, sin ir más lejos, con cosas preciosas que ver, al final toda la masa de turistas se encaminen a unos puntos determinados ?.
Y la mayoría de las veces defrauda aquello que se visita, y no proporciona la felicidad esperada. Por ejemplo Terra Mítica. Si vas en verano hay colas en la mayoría de las atracciones, (como la Tizona ). Sumas lo que vale la entrada, el tiempo que pierdes en la cola ante cada atracción, el tiempo del viaje en coche hasta Benidorm y el regreso,y la felicidad que proporciona es seguramente menor que la que proporciona un paseo por un pueblo menos concurrido. Parece que estemos inmersos en la época de las grandes concentraciones

 

ir al index