Hablemos
de la televisión
¿Qué es lo que mueve a las personas a contar con todo lujo de
detalles su vida íntima y personal, y no sólo la suya, sino también
la de sus parejas sentimentales o las de sus familiares descarriados en un programa
de televisión?
El dinero y la popularidad serían dos importantes razones.
La televisión se ha convertido en un medio que por su inmediatez y repercusión social puede hacer conocido y más tarde famoso a cualquier persona que salga en ella, permitiéndole vivir de esta momentánea popularidad por un tiempo. De ahí ese afán de la gente en salir, contar lo que sea, sin poner pegas a nada, de aprovechar ese momento glorioso en el que su rostro y sus palabras puedan ser el trampolín que le permita vivir como “modelo televisivo”, en un continuo desfilar de programa en programa, vendiendo su historia al mejor postor. Es un circulo vicioso. Si la gente detestase este tipo de programas, en primer lugar no los vería y se dedicaría a otros menesteres, lo cual no sucede y en segundo lugar, si no hubiese gente suficiente para acudir a estos programas a contar sus historias, esto implicaría la finalización de los mismos, al carecer de la materia prima, que son los invitados. La gente, ya sea como mera espectadora o como parte activa, acudiendo como protagonistas a estos programas, hace que la bola de nieve aumente y la parrilla televisiva se nutra cada día más de programas que resultan clónicos, de formato similar en todas las cadenas. La gente es capaz de hacer cualquier cosa por dinero y los que trabajan en el mundo de la televisión lo saben perfectamente, y van en búsqueda del más difícil todavía.
Dejemos que las televisiones privadas hagan con sus programaciones
lo que quieran, son empresas privadas que se rigen por criterios económicos
orientados a lograr el mayor beneficio posible vía publicidad, mediante
la consecución de elevadas audiencias en sus programas. Lo que sí
es una irresponsabilidad, y ahí podemos manifestar nuestra queja, es
ante las cadenas públicas financiadas con impuestos que pagamos los ciudadanos.
Y derivado de la obligación de pagar los impuestos se genera el derecho
a exigir y a manifestar nuestras quejas de los programas que emite televisión
Española. Se olvida la cadena estatal de un criterio fundamental, que
ha de ser la pluralidad y el empeño en llegar a todos los públicos,
de todas las edades.
Por ejemplo el mundo de la música es lo suficientemente basto y variopinto
en cuanto a tendencias musicales y grupos como para ceñirse exclusivamente
a una academia de jóvenes que están aprendiendo a cantar. ¿Porqué
no apoya la cadena pública a grupos que empiezan, divulgando sus maquetas,
ofreciendo conciertos, noticias, reportajes de información musical, en
horas razonables, y no más allá de medianoche?. Algo parecido
al desprecio que la cadena pública somete al mundo del cine, con la emisión
de un único programa de cine, “Días de cine” siempre
y cuando este no se ve sometido a cambios horarios o a su eliminación
para emitir en su lugar partidos de fútbol.
Deberían plantearse destinar esas ingentes cantidades de dinero dedicadas
a comprar los derechos de emisión de partidos de fútbol para la
emisión de otros deportes. Día a día vemos como los grandes
eventos deportivos son de pago ( NBA, Winblendon, etc,) y la televisión
estatal se reduce a informativos manipulados al servicio del partido político
en el poder, a telenovelas, programas de entretenimiento ( basados en temas
rosas), etc.
No entienden que el entretenimiento del espectador se logra de muchas formas,
más allá del fútbol, los temas del corazón ( bastante
negro por cierto), telenovelas y fórmulas ya en desuso como el programa
de J.L.Moreno. Miren a los lados, a las otras cadenas, programas como el Informal,
Caiga quien Caiga, eran programas divertidos, entretenidos, y a la vez críticos.
De ahí que la primera cadena opte por programas casposos como el de J.L.Moreno
y no sea capaz de salirse lo más mínimo de su “centrada”
posición en lo políticamente correcto, defendiendo programas anodinos
y aburridos a más no poder.
Veamos lo que ofrece hoy mismo la TVE 1 a 14 de Julio de 2003
Un lunes por ejemplo de las diez de la mañana a las doce de la noche,
entendiendo esta franja horaria como aquella que se puede destinar a ver la
televisión, en la primera cadena encontramos tres programas de crónica
rosa y de testimonios: Corazón de Verano, Cerca de ti, y Gente, lo que
nos da un total de más de dos horas y cuarto diarias destinadas únicamente
a cubrir asuntos de crónica rosa. Sí a esto sumamos un telediario
que dura una hora, a las tres de la tarde y otro por la noche de 9 a 10, una
telenovela de hora y media de duración, un programa concurso, y una serie
americana, ya tenemos todo lo que la cadena pública es capaz de dar de
sí, en estas catorce horas de emisión, y el resultado salta a
la vista por sí mismo. Dónde está el cine, la música,
el teatro, etc?. Y en verano, con las reposiciones, el nivel y la calidad de
la programación es si cabe todavía más baja. No es tolerable
que la cadena pública se tome también vacaciones y la programación
sea un cúmulo de películas emitidas hasta la saciedad, refritos
y reposiciones.
Fdo. Acoplado al mando.