Joaquín Sabina, Letras de las canciones de su disco, Dímelo en la calle.

1.No permita la virgen 2.Vamonos pal sur
3.La cancion mas hermosa del mundo 4.Como un dolor de muelas
5.69.G 6.Peces de ciudad
7.El cafe de nicanor 8.Lagrimas de plastico azul
9.Yo tambien se jugarme la boca 10.Arenas movedizas
11.Ya eyacule 12.Cuando me hablan del destino
13.Camas vacias 14.Semos diferentes (bonus track)


 No permita la virgen

No permita la virgen que tengas poder
sobre lágrimas, egos, haciendas,
cuando labio sin ánima quieran quererte
 al contado liquida la tienda.

No te pases un pelo de listo, no invier-
tas en cristos, no te hagas el tonto,
las hogueras a primera vista cuché
de revista, se apagan bien pronto.

El caballo de Atila no sabe trotar
sin hollar azulejos silvestres,
los vencejos con ánimo de molestar
coleccionan estatuas ecuestres.

Cosas de quita y pon,
mariposas de sangre marrón,
carnavales en los arrabales
de mi corazón.

La belleza es un rabo de nube
que sube de dos en dos las escaleras,
un carné exclusivo de socio
del pingüe negocio de la primavera,

un barril de cerveza que mata de sed,
un melón con pezón de sandía,
un espía enemigo, un contigo al revés,
un ombligo de bisutería.

Cosas de quita y pon,
mariposas de sangre marrón,
no me quieras querer,
no me quieras matar, corazón.

Cosas de quita y pon,
mariposas de sangre marrón,
cardenales en los funerales
de mi corazón.

No permita la virgen que tengas poder.


Cuando me fui pa´l sur

Cansado de los besos que no me dabas,
lívido por exceso de sangre fría,
desanudé los nudos que amordazaban
la boca del embudo de la alegría.

Porque invertir en latas de sopa boba
es como barnizar el propio ataúd,
te hubiera dado más de lo que me robas
le dije al norte cuando me fui pa'l sur.

Con dos o tres metáforas en la nuca
y una gota de plomo en el lacrimal,
mi dueto del cuá-cuá con el pato Lucas
rodó por los baretos de la ciudad.

¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento
pintando autorretratos al portador,
si faltan emociones me las invento,
la madrugada no tiene corazón.

La salsa de tomate de las heridas
se corta con un chute de vanidad,
los pájaros no saben de despedidas
ni dejan prisioneros cuando se van.

La cresta de los gallos sin gallinero
pa'l caldo del puchero del día después,
ayer no me querías, hoy no te quiero,
mañana no tendremos a quien querer.

Con dos o tres carámbanos en las tripas
y un billete de ida a ningún lugar,
mi jeta, mi bombín y mi buena pipa
me abrieron las ventanas del más acá.

No os paséis con la ley "dímelo en la calle"
le dijo qué se yo a ciudadano quién,
a falta de sustancia sobran detalles,
de la estación de Francia ya sale el tren.

¿Qué queréis?, aprendí a malvivir del cuento
pintando autorretratos al portador,
si faltan emociones me las invento,
la madrugada no tiene corazón.


 
La cancion mas hermosa del mundo

Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una hispano olivetti con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una cara de culo de vaso,

un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, un strato,
un camello del rey Baltasar, una gata sin gato,

mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.

Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la primavera duraba un segundo,
yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la legión extranjera,
a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,

al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.

Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes,
dando clases en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?

Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una botella de ron de un clochard moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.

Nunca pude cantar de un tirón
la canción de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar cuando valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el himno de los iracundos.

Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.




Como un dolor de muelas
( Subcomandante Marcos/ J.Sabina)


Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,

como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,

como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera...
una oración.

Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.

Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de migas de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.

Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto...
del corazón.


69.G

En la 69 punto G
tiene el corazón una oficina
donde don Nadie gana al ajedrez
y los adivinos adivinan
y los aladinos aladinan
y de propina,
imagínate.

Seremos tu cordón umbilical,
tu confesionario, tu pomada.
Ponte los cascos en la oscuridad
si te da la espalda la almohada,
busca la frecuencia modulada
una coartada
para alunizar.

Ven a la 69 punto G
cuando te canses de crecer
y los sueños tarden en venir,
que un Debussy
crepuscular
toca en el dial
la seguidilla de Buñuel,
déjanos jugar
contigo al escondite inglés
en la
69 punto G.

Las epidemia fueron anteayer,
las arrugas son de plastilina.
En la academia del amanecer
da clases de morbo Mesalina
y, en una pecera con espinas,
flotan las ruinas
de los cabarés.

Ven a la 69 punto G
cuando te canses de crecer
y los sueños tarden en venir,
que un B.B. King
sentimental
toca en el dial
la sonatina de Rubén,
déjanos jugar
contigo al escondite inglés
en la
69 punto G.
Toca en el dial
la polonesa de Chopin,
vamos a soplar
la ralla del amanecer
en la
69 punto G


 Peces de ciudad

Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d'Austerlitz.

Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,

pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar

y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.

El cafe de Nicanor

La noche que Guillermina
no contenta con la patria potestad
y el ático en Concha Espina,
quiso el Volvo en propiedad,
tirado en una cuneta
me desperté,
a dos leguas de El Café,
con una maleta al hombro
llena de escombros
y un bollo de pan de ayer.

"Le hemos echado de menos"
me dijo el bueno del barman que me sirvió,
vaso largo y con limón,
la misma copa de ron
que, el lunes va a hacer un año,
me dejé en el mostrador.
Después de pagar dos rondas
(tres, contando la del baño)
recuperé,
entre la condesa y Julio.
mi escaño de contertulio,
mi carné de fundador
de la mesa más redonda
de El Café de Nicanor.

Estaban Gámez el astronauta,
Gastón el flauta, Mari la tetas,
el novillero poeta con su mujer,
el pobre don Agapito
y un camellito sin dientes
paisano de un primo hermano
de algún pariente lejano
de Ana Belén.

Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud ni fu ni fa
y no van bien los negocios.

Se nos sube a la cabeza
la espuma de una tristeza
crepuscular,
el óxido de los días,
las utopías con hielo,
el azul galimatías
del cielo según san Juan,
un calcetín con tomate
y eL último disparate
de Nicanor,
que cuando le preguntaron
si había estado enamorado,
como es un hombre sincero,
"yo, no señor -contestó-,
yo siempre fui camarero".

Estaban Gámez el astronauta,
Gastón el flauta, Mari la tetas,
el novillero poeta con su mujer,
el pobre don Agapito
y un camellito sin dientes
sobrino de un primo hermano
de algún pariente asturiano
de Víctor Manuel.

Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud mejor ni hablar
y no van bien los negocios.

 Lagrimas de plástico azul

Por las aceras de la madrugada
baila con las porteras su milonga al sol,
con las ojeras que le sobran a tus ojos, corazón,
un día después de lo que el viento se llevó.

Las secretarias de las oficinas
desayunan en la esquina un tentempié
y cuando bajan de la luna al disco duro de roer,
con el sueño del revés y un futuro sin mañana, lloran

lágrimas de plástico azul rodando por la escalera,
tribus de los mares del sur al oeste de la frontera,
labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
náufragos en la catedral, telarañas acostumbradas
a hacer noche en el cristal.

Los cirujanos de las decepciones
cercenan por lo sano la alegría,
las venas del amanecer almacenan sangre fría
y cada lunes nace muerto el nuevo día.

El lápiz comisura de tu boca
retoca los agravios del carmín,
los proxenetas se colocan con aseo el peluquín
y los Romeos se demoran y las Julietas se desenamoran.

Lágrimas de plástico azul rodando por la escalera,
tribus de los mares del sur al oeste de la frontera,
labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
náufragos en la catedral, telarañas amotinadas...

Lágrimas de plástico azul con sabor a despedida.
¿Cuándo cruzará el autobús este callejón sin salida?
Labios de papel de fumar, sabios que no saben nada,
pétalos de flor de hospital, telarañas amotinadas...

 

 Yo tambien se jugarme la boca

Era el pez con mejores caderas
del mar de la moda,
se dejaba achuchar por cualquiera
(incluyéndome a mí),
sus palabras decían de memoria
lo que dicen todas,
sus pupilas contaban historias
para no dormir.

Yo era el último mono, un innoble
mirón solitario,
en las bodas algún pasodoble,
de suelto... ni hablar.
El perfume tabú de Chanel
y el cubata de Larios
no acostumbran buscarse un motel
cuando cierran el bar.

Porque siempre hubo clases y yo
soy el hombre invisible
que una noche soñó un imposible
parecido al amor.

Porque el mundo es inusto, chaval,
pero si me provocan
yo también sé jugarme la boca,
yo también sé besar.

Compartimos la misma toalla,
distintos sudores,
todavía quedan islas con playas
color azafrán.
Fui su medio limón, su chéri,
su peor latin lover,
su lección de español, su desliz,
su comme ci, su comme ça.

Pero un día retiraron las mesas
y... hasta otro verano.
Las mejores promesas son esas
que no hay que cumplir
y... "viajeros al tren, que nos va-
mos", me dijo un milano,
"flaco, pórtate bien, au revoir,
buena suerte en París".

Porque siempre hubo clases y yo
no doy bien de marido.
Otra vez a perder un partido,
sin tocar el balón.

Porque el mundo es injusto, chaval,
pero si me provocan
yo también sé jugarme la boca,
qué te voy a contar.

 

 Arenas movedizas

Mañana cuando era tan pequeño
por el Acantilado del Obispo caí
persiguiendo un pájaro sin dueño
y aterricé en un polvorín

de arenas movedizas
bajo un cielo de betún,
caracolas que agonizan
sin decir ni mu.

Cuando el gallo a sueldo de la madrugada,
llegó con su kikirikí,
desperté soñando que viajaba
desnudo con un maletín

de arenas movedizas
bajo un cielo de alquiler,
alfileres que agonizan
antes de nacer.

A mi cita fui pero el horizonte
se había cansado de esperar,
me llamó san Pedro por mi nombre
y no le quise contestar.

Y arenas movedizas
bajo un cielo de almidón,
paquebotes que aterrizan
sin pedir perdón.

Arenas movedizas
bajo un cielo regaliz,
ascensores que agonizan
por la cicatriz.


 Ya eyacule

Vístete de putita, corazón,
vuélveme loco.
Ponte esas braguitas de nylón
y luego te las quitas poco a poco.
No me tengas a dieta,
me queda una chinita para un peta
y un disco de boleros
para jugar contigo,
a menos de una cuarta de tu ombligo,
a mancharte de tarta los ligueros.

Ya, ya, ya eyaculé
(¿ya?),
ya, ya, ya eyaculé.

¡Ay, negra,
si tú sipiera!
Anoche te vi pasar
y no quise que me viera.
A él tú le hará como a mí,
que cuando no tuve plata
te corrite de bachata,
sin acordarte de mí.

Sóngoro cosongo,
songo bé.

Vístete de enfermera, corazón,
que estoy malito.
Juégate un polvo al trivial del amor,
me llevas de ventaja dos quesitos.
No hace falta permiso
para rodar desnudos por el piso,
como dos sordomudos,
sin otro paraíso
que el que mi lengua invoca
a las puertas del cielo de tu boca.

Ya, ya, ya eyaculé
(¿ya?),
ya, ya, ya eyaculé.

Mamatomba,
serembe cuserembá.

El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!

Porque, comadre, los duelos
son menos duelos con risas
y los ardores con visa
y los licores con hielo
y el corazón a deshora
y las uñas en la cara,
me lo dijo una señora,
disfrazada de cualquiera,
que quiso que la besara
como si no la quisiera.

Ya, ya, ya eyaculé
(¿ya?),
ya, ya, ya eyaculé.


 Cuando me hablan del destino

Yo era un capo en el ambiente,
derrochaba adrenalina,
me presentaba en Corrientes,
tenía palco en el Colón,
manejaba un convertible,
no escatimaba propinas,
las quimeras imposibles
de otros eran mi rutina,
no había nacido la mina
que me dijera que no.

Pero pucha, un un veintinueve
de aquel febrero bisiesto
me vi pernoctando un jueves
en un banco de estación,
sin más ajuar que lo puesto,
ni credit card, ni cobija.
Las ratas que huían del barco
del retrato de mis hijas
me afanaron hasta el marco
creyendo que era art decó.

Las coristas y las farras
se esfumaron con la guita,
los muchachos de la barra
no me echaron ni un piolín;
Charly no tuvo un detalle
ni Fito un "¿qué necesitas?"
cuando, al cabo de la calle,
rompí mi caricatura,
ni el camión de la basura
tuvo un jergón para mí.

Disqué el movicón amado
de una gatita de angora,
"no moleste a la señora",
contestó el contestador.

Y aprendí que estar quebrado
no es el infierno del Dante,
ni un currículo brillante
la lámpara de Aladino,
cuando me hablan del destino
cambio de conversación.

Espejismos rosicleres
ya no me fruncen el ceño,
ni me cobran alquileres
las mujeres que olvidé,
bajo el sol que me apuñala
vivo sin patria ni dueño,
como el aire lo regalan
y el alma nunca la empeño
con las sobras de mis sueños
me sobra para comer.

¿De qué voy a lamentarme?,
bulle la sangre en mis venas,
cada día al despertarme
me gusta resucitar,
a quien quiera acompañarme
le cambio versos por penas,
bajo los puentes del Sena
de los que pierden el norte
se duerme sin pasaporte
y está mal visto llorar.

 Camas vacias

Ni tú bordas pañuelos ni yo rompo contratos,
ni yo mato por celos ni tú mueres por mí,
antes de que me quieras como se quiere a un gato
me largo con cualquiera que se parezca a tí.

De par en par te abro las puertas que me cierras,
me cuentan que el olvido no te sienta tan mal,
la paz que has elegido es peor que mi guerra,
aquella cama nido parece un hospital.

Yo, en cambio, no he sabido ir a favor del viento
que muerde las esquinas de esta ciudad impía,
pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento
desde un hotel de lujo con dos camas vacías.

¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?,
la boca que era mía ¿de qué boca será?,
el roto de tu ombligo ya no me da la espalda
cuando pierdo contigo lo que gano al billar.

Aunque nunca me callo, guardo un par de secretos,
lo digo de hombre a hombre, de mujer a mujer.
Ni me caso con nadie, ni guardo pa' mis nietos,
por no tener no tengo, ni edad de merecer.

Como pago al contado nunca me falta un beso,
siempre que me confieso me doy la absolución,

ya no cierro los bares ni hago tantos excesos,
cada vez son más tristes las canciones de amor.



Semos diferentes
(bonus track)
Después de limpiar de escoria la fachada
del confort del ciudadano,
apatrullando una calle desconchada
por fumanchús y otomanos.

"Pa' luego es tarde, ábrete una temporada",
me sopló un ciego vidente.
Y me empadroné en Marbella
en una suite de una estrella
con mi palillo de dientes,
Vacilando de costao
donde corta el bacalao,
la jet set del delincuente.

Donde los jeques
blanquean los cheques
del petrodólar
y marean a don Quijote
con un lingote
de Pepsi-Cola.

Sin kagebés, en la CIA
sobran espías
y por consiguientes
James Bond se ve obsoleto,
ningún servicio secreto
contrata agentes como Torrente.

En Estrocolmo y en Canadá
en Cannes y en Bogotá,
si pides tapa en un bar
te llaman demente.

En Malasañas y en Washington,
en San Remos y en Hong Kong,
mi Aleti, mi España y yo
semos diferentes.

Me beneficiaba a todas y ninguna
se quejó de malos tratos.
La Interpol y los niñatos de la tuna
me ilustraban los zapatos.

Si a ratos me puso cuernos la fortuna,
fue de forma fraudulenta.
La patria es una fulana,
menos mi madre y mi hermana,
no hay coño que no esté en venta.

Me cago en los detectives
americanos que viven
en Jollivú de las rentas.

Donde los reyes más goldwin meyers
de la baraja
chulean a Mortadelo con crecepelo
de las rebajas.
El niño de Scotland Yard
torea regular
y por consiguientes
Sherlock Holmes se acompleja,
para cortar las orejas
hay que tenerlos como Torrente.

En Acrapulcos y en Estoril,
en Marrakech y en Dublín
hay más estrés que en Madrid
y menos ambiente.

En Montecarlo, en Honolulú,
en Yacarta y en Moscú,
les falta un Puerto Banús
(semos diferentes).

Lo dice Torrente,
que es un servidor,
que a las Mata Haris
les hace un afoto,
les vende un amoto,
les birla el reloj.
Pregúntale al Fari
y al Tony Leblanc,
que son namber uanes
de los club de fanes
en plan virtual.
Porque me lo monto
sin poner el cazo,
me llaman el brazo
tonto de la ley.
Dos y dos son cinco, (te la jinco)
menos una, seis (quéeeee?)
y tós los diyéis (di...quei?)
del mundo mundial (venga ya!)
me dicen Chapeau (pourquoi?)
porque ya lo veis, (y tal y tal...)
sigo siendo el rey (demostración!)
sigo siendo el rey... (y tal y tal...)

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