Comedia homosexual casamentera.
Uno de los aspectos más polémicos
del gobierno socialista parece ser el cambio en la legislación
que permitirá los matrimonios gays. Aquí se nos
muestra como pordría ser esa multitudinaria y mediática
primera boda.
Es fácil perderse con los personajes.
Todos tienen el denominador común de ser gays y es “de
lo que hacen” en la película, a pesar de ser
eurodiputados, profesores de gimnasia o empresarios, lo que vemos
de ellos son los problemas que tienen durante los preparativos
de la boda. Lo mismo pasa con las familias de cada uno de ellos,
es fácil igualmente perderse en quien es la madre o padre
de cada pareja (a pesar que los nombres de cada pareja madre/hijo
empiezan por la misma letra), porque hay demasiados personajes
cuyas vidas además se entremezclan, unidas en un principio
por encuentros (o más bien cruces) casuales y por la aparición
del perro lanudo después.
Se hace un poco larga y te pasas la
película esperando una apoteósica escena final en
la boda, que no es tal, aunque prefiero no decir nada a ese respecto
porque está muy feo contar los finales.
La mayoría de actores dan la
impresión de estar interpretando a los personajes en los
que más veces los han encasillado, como si los papeles
se hubieran escrito no ya para los actores concretos que los interpretan,
sino para los personajes más carismáticos interpretados
anteriormente por cada uno de ellos. Incluso en algunos casos
estos rizan el rizo, porque ver a Tito Valverde
haciendo de policía o a Marisa Paredes
haciendo de una actriz estelar (llega a responder en un momento,
cuando le preguntan si le importa que se fume un porro: “Cómo
me va a importar, he trabajado con Almodóvar”).
Precisamente por esas caracterizaciones tan estereotipadas en
algún momento llegan a parecer caricaturescas y algo pasadas
de rosca, como la argentina Betiana Blum, sobreactuada
hasta la extenuación. Sin embargo a Paco León
se le ve bastante comedido, ya que su personaje, un eurodiputado,
parece querer ser una copia más o menos fiel al socialista
Pedro Zerolo.
Por cierto, originales los coloridos
créditos iniciales, que se salen un poco de lo habitual.
También está bien el repaso final de las parejas
con sus respectivas familias, aunque ya puestos lo lógico
hubiera sido enseñarnos las fotos de boda.
En general aunque tiene algunos momentos
buenos parece muy previsible y estereotipada. El resultado final
parece estar por debajo de las posibilidades que podía
ofrecer a priori.