Joel, un tipo introvertido
y solitario conoce un día a Clementine,
una chica excéntrica y extrovertida con la que comienza
una relación. Durante un tiempo las cosas parecen ir bien
y ambos pasan estupendos momentos juntos, pero sus diferencias,
que en un primer momento eran un complemento para mantener viva
la unión entre ambos, se van haciendo más palpables
según pasa el tiempo, empeorando la relación. Un
día Joel descubre que Clementine
le ha borrado literalmente de su vida a través
de una empresa que se dedica a realizar este tipo de operaciones.
Ella ya no le recuerda y lo ve como un completo desconocido.
Joel decide hacer lo mismo y siguiendo el mismo procedimiento,
pero las cosas no son tan sencillas.
Genial el tratamiento de la imagen,
con planos borrosos, cortes y escenas extrañas, como las
rodadas a oscuras con un solo foco enfocando a los personajes.
Saltos temporales, confusión entre realidad y ficción
y una estructura alineal que le da frescura e interés.
La fantástica historia y el extraño guión
hace crear escenas de lo más confuso y a la vez ocurrente
y original.
El reparto es excelente y los actores
realizan interpretaciones en general muy apartadas de las que
han realizado en sus anteriores trabajos. Mark Ruffalo,
omnipresente en estos últimos años (no perdérselo
en la muy áspera En Carne Viva
o en la dramática Mi Vida sin Mí) hace
de un científico apocado y despistado; Kate Winslet,
muy lejos del Titanic que le
hizo saltar a la fama y muy crecida como actriz desde entonces
es la chica protagonista; Jim Carrey, más
dramático que en sus películas cómicas más
famosas y frecuentes; Elijah “Frodo”
Wood, al que le constará deshacerse de uno de
los personajes más famosos de la literatura fantástica
no está muy acertado; Kirsten Dunst, excelente
y con el misterioso atractivo que siempre provoca.
El personaje de Clementine
es una mujer excéntrica y un tanto neurótica, difícil
de interpretar, pero al que Winslet le da una
fuerza increíble. Los cambios físicos a los que
la actriz nos tiene acostumbrados en la vida real se ven reflejados
en cierta medida en el personaje, aunque sólo en el color
del pelo, que refleja los cambios en su personalidad.
Sin embargo el personaje de Carrey
es un tanto soso (en su carácter, no en su interpretación),
algo sorprendente porque lo normal es que este actor quede sobreactuado
en sus interpretaciones. Esta no es la única muestra de
películas de Carrey más dramáticas
que cómicas. Recomiendo The
Majestic, Man on the Moon o en menor medida
El Show de Truman. Un dato curioso es que el actor principal
pensado en un principio era Nicolas Cage, que
ya interpretó un personaje del guionista Kauffman
en Adaptation magníficos resultados.
A la par que el fenomenal reparto
da la impresión de tener un gran futuro, Charlie
Kauffman también es uno de los guionistas con
más proyección en la actualidad. Sus dos anteriores
trabajos, Cómo ser
John Malkovich y Adaptation, son dos de las
películas más originales de los últimos años
en una industria americana que no destaca por esa cualidad.
El tercer vértice creativo
de la película es el director, Michael Gondry,
casi novato en el cine (Human Nature es su única
película anterior a esta), pero muy trillado en la publicidad
y los videos musicales.
En una de las escenas el personaje
de Dunst cita a Alexander Pope.
El título original de la película, “Eternal
Sunshine of the Spotless Mind” viene de un poema suyo,
que ya apareció en Cómo
ser John Malkovich.
La historia habla sobre el destino
frente al libre albedrío, la causalidad ante la casualidad,
la elección de los actos con la capacidad de equivocarse
frente a lo que pasaría si tuvieramos una segunda oportunidad
de vivir un mismo hecho: ¿Reaccionaríamos igual?
¿Nos seguiríamos equivocando una y otra vez? No
sé si da respuesta a estas preguntas, pero ven varias reacciones
ente los hechos. Es una película con moraleja, de las que
dan qué pensar, a pesar de lo surrealista de la hitoria.
Todavía alucino pensando que
concurrió a todos los premios que diferencian entre drama
y comedia/musical en este segundo apartado. A Lost
in Translation le pasó algo parecido, pero allí
por lo menos había una amplia secuencia en un karaoke.
Aquí me cuesta mucho más entender esa calificación.