Ya sé que los premios Oscars no hacen necesariamente
que una película sea buena, pero parece obligado de hablar
de las nominaciones y premios si una película las ha tenido.
En este caso quiero hablar de ellos por un motivo especial. De las
siete nominaciones que obtuvo se acabó llevando dos, y precisamente
quiero comentar uno de ellos, el que se llevó Michael
Caine al mejor actor secundario, y ¿por qué?
Pues porque creo que es uno de los mejores discursos de agradecimiento
que he visto entre los ganadores de oscars (tampoco he visto tantos,
que conste, soy 5 días más joven que Tobey Maguire
y 36 más viejo que Charlize Theron). Caine
se dedicó a ensalzar las virtudes de sus contrincantes (entre
ellos el siempre perdedor Tom Cruise. Un oscar para
él ya, que al final le van a tener que dar uno honorífico
como a tantos otros olvidados) y lo hizo de una forma genial, con
toques de respeto, de humor y demostrando que es un caballero. El
premio era merecido, pese a su modestia. Por cierto, cualquier película
de este actor hay que verla en versión original. Pese al buen
trabajo de los dobladores, parte importante de la interpretación
se basa en la voz y pasarla por alto es perderse gran parte del trabajo
de un actor. Él es inglés pero en este caso tiene que
usar un acento de Nueva Inglaterra. Se le intentó dar un origen
emigrante para justificar que a veces el acento no sea del todo correcto,
para hacerse una idea de lo importante que eso es.
El resto del reparto es formidable. Charlize Theron
demuestra ser una gran actriz además de salir aquí espectacularmente
guapa. Toby Maguire es otra joven promesa de Hollywood
y si sabe elegir bien los papeles llegará lejos, pues tiene
unas características muy particulares de las que puede sacar
provecho. Hace un personaje muy creible y humano. También Delroy
Lindo hace una interpretación gloriosa. Consigue dar
humanidad a un personaje que ha hecho algo terrible a su propia hija
y que trata con dureza a sus hombres, pero logra que nos compadezcamos
de él. Entre los actores también aparece John
Irving (como jefe de estación en un par de escenas,
sin llegar a hablar, un personaje tan efímero como lo era en
el libro), autor de la novela en que se basa la película y
de la difícil adaptación del guión, ya ha tenido
que recortar mucho respecto a la novela y la historia cambia bastante.
Le ha costado 13 años de trabajo ver en pantalla su novela.
También interpreta un pequeño papel de soldado (esta
vez si habla, de hecho se le oye antes de verle) su propio hijo. Entre
los secundarios habrá caras que suenen mucho, pero también
un nombre Kieran Culkin. Efectivamente, es quien
ustedes piensan, el hermano de Macauli, que tiene
un papel pequeño y lo hace bastante bien. Puede llegar a ser
más “actor” que su hermano, aunque aún está
por ver.
El director es Lasse Hallstrom, un sueco que ha
hecho varios trabajos en Estados Unidos y que en su país llegó
a trabajar con el famoso grupo Abba. Hace un gran trabajo
para conseguir dar a la película ese aire de las películas
escandinavas, pausadas y que se recrean en los paisajes, de los que
los personajes parecen formar parte, más que pasear por ellos,
aunque curiosamente hay muchas escenas interiores (en el orfanato
principalmente) que contrastan con esto pues todo está muy
vacío y es muy simple. Hay que destacar la banda sonora, que
acentúa el suave fluir de la película. Esto casa a la
perfección con la novela de John Irving y su ambientación
en Nueva Inglaterra. Dos de las anteriores películas de Hallstrom,
“A quién ama Gilbert Grape” y “Mi
vida como un perro” tienen mucho parecido con esta obra.
Por cierto, el que vea el Making Of de la película
podrá disfrutar de los comentarios de un escritor que ambienta
muchas de sus obras en Nueva Inglaterra, su tierra, con gran experiencia
también en la adaptación de novelas al cine, el mismísimo
Stephen King.
Parte importante de la historia son los niños. Este director
es de los pocos que admite sentirse cómodo dirigiendo niños,
que suelen dar mucha guerra. Ha llegado a comentar que el hecho de
que muchos de ellos fueran principiantes era mejor porque no habían
adquirido los vicios (interpretativos, se entiende) de los actores.
Hace un trabajo estupendo y consigue que den los mejor de si mismos,
cada cual con una función diferente dentro de la gran familia
del orfanato en donde viven. Son especialmente buenos el niño
enfermo (Fuzzy) y la niña enamorada (Mary
Agnes. La chica que la interpreta se llama Paz de
la Huerta, curioso nombre, y es que parece ser una neoyorkina
hija de padre español) de Homer (Maguire).
De todos los huérfanos se echa de menos a la que más
relevancia tenía en la novela, Melony, y su
relación de amor-odio con Homer.
Sólo me falta contar de qué va la historia. Sucede
a mediados del siglo XX en un orfanato de Nueva Inglaterra donde se
recogen niños a los que las madres no quieren. Pero no sólo
eso. El médico que lo lleva además se dedica a practicar
abortos (ilegales) a las mujeres que lo desean. No preguntan y sólo
pretenden ayudar a estas mujeres. Entre los niños del orfanato
hay uno llamado Homer (en honor de Homero) que crece
sin conseguir una familia, por lo que los habitantes del orfanato
lo son para él. Todos los niños lo quieren y durante
años el médico le ha enseñado su trabajo y le
sirve de gran ayuda. Pero una joven pareja viene para abortar y Homer
ve una ocasión para salir a conocer mundo. No va muy lejos
y ha de trabajar como recolector de manzanas para hacer sidra, pero
por primera vez se siente libre, útil y a gusto. En su nueva
vida encontrará nuevas cosas, pero en el orfanato lo siguen
echando de menos.
Una frase que el protagonista lee a los niños del orfanato
define muy bien la historia. Es el comienzo del libro David Copperfield
y dice así: “Para averiguar si yo soy el héroe
de mi propia vida o si otro ocupa eses lugar, habrá que leer
hasta el final”.
Y eso es todo. Buenas noches, príncipes de Maine,
reyes de Nueva Inglaterra.
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