La historia: una pareja de caraduras
pretender hacerse pasar por miembros de la Banda del Hacha,
respetada por todos por su salvaje violencia. Llegan a un barrio
donde parecen no estar atemorizados por este par de patosos, pero
cuando entra en acción la verdadera Banda del Hacha
los habitantes del tugurio no sólo les plantan cara con
valentía, sino que de esa marabunta de personajes barriobajeros
se destacarán importantes luchadores, lo que no hará
que los malos se queden de brazos cruzados.
Nos enfrentamos a un producto atípico.
Todos los males de los que adolece el cine americano, se ven superados
por otras industrias del cine, sobre todo el asiático,
pero esta película es una historia aparte, pues poco tiene
que ver con el resto del cine que nos llega de tierras orientales.
Para empezar es una comedia, algo
no muy estilado por aquellos lares, o que al menos cuesta que
llegue hasta aquí, sobre todo a los niveles de humor chusco
que Kung Fu Sion alcanza. Tampoco es una película
de artes marciales al uso. No tiene nada nada que ver con las
acrobacias a las que nos tiene acostumbrados Jackie Chan
o la seriedad que caracterizaba a Bruce Lee.
Quizás algo más de la vieja escuela de las películas
de kung fu de toda la vida, aderezado con los nuevos
movimientos casi de bailarinas del tipo Tigre
y Dragón, aunque para nada tiene ese estilo de
poesía visual.
Kung Fu Sion es un
viaje de ida y vuelta al cine clásico oriental de artes
marciales, influenciado por Tarantino y con parada
y fonda en el mundo de Mortadelo
y Filemón, un claro regusto a Delicatessen
y mucho de Matrix.
No creo realmente que Stephen
Chow, verdadero artífice global, ya que dirige,
escribe y protagoniza, haya ni siquiera visto Mortadelo
y Filemón, pero es que los batacazos de los protagonistas
parecen diseñados por el mismo patrón. Además
el barrio donde transcurre la acción y el variopinto populacho
que lo habita tienen algo más que un aire a lo 13 Rue
del Percebe.
Partiendo de que esa no sea la inspiración,
bien podríamos entonces remitirnos a Delicatessen,
película que es más fácil que sí haya
visto Chow y cuyos paralelismos siguiendo los
mismos patrones de viviendas/personajes se hacen más que
patentes.
La otra gran filmografía que
se viene a la cabeza es la de Tarantino, aunque
es difícil de asegurar, ya que el propio Tarantino
bebe a su vez de muchas fuentes quizás más próximas
al cine oriental. La indumentaria de los chicos de la Banda
del Hacha es muy Reservoir Dogs, al igual que algunas
de las escenas iniciales, y Kill
Bill te viene a la cabeza varias veces a lo largo de
la película, aunque como digo más bien da la impresión
de que ambos puedan haber bebido de las mismas fuentes, e incluso
el uno del otro, en una especie de círculo vicioso y paradójico.
Tampoco creo que sea exclusivo de Tarantino el
recuperar a viejas glorias. Aquí reaparecen unas cuantas,
todos viejos luchadores de nombres tan chasqueantes como sus movimientos
y sólo al alcance de los muy amantes del género.
Para abreviar nos podemos hacer a la idea de que todos los que
interpretan a grandes maestros lo fueron algún día,
incluso la casera que aparece en camisón y con los rulos
que no se quita el cigarro de la boca. Y según parece siguen
manteniéndose en forma.
Los saltos y demás florituras
artísticas aéreas parecen ya haberse copiado por
norma general de la tendencia que empezó Matrix,
o al menos puso de relevancia.
También existen otros impagables
guiños cinéfilos, como el descarado recuerdo a “El
Resplandor” o frases míticas de películas
que no lo son menos, como “Lo que el Viento se Llevó”
o “Terminator”.
Ahí enlazamos con otra parte
de la película que es cuanto menos cuestionable: el doblaje.
Sinceramente ignoro si en el original pasaba algo similar, porque
los acentos del cantonés, mandarín o el chino que
sea el idioma original es algo que todavía se me escapa.
El caso es que para el doblaje español se han tomado la
licencia de usar voces un tanto peculiares, convirtiendo la película
en un batiburrillo de acentos autonómicos (esas chinas
hablando gallego o el gordo amigo del protagonista con acento
catalán) e incluso más localizados, así como
chinos con varios tipos de acentos sudamericanos (mejicano o argentino,
por ejemplo) y europeos, del francés/malvado al italiano/padrino.
La cosa llega a tales magnitudes que nos encontramos al líder
de los malos haciendo una “interpretación vocal”
de Ace Ventura, detective de mascotas. Y todavía
más allá, porque el prota llega a reírse
al estilo cuñaaaaao. Oír para creer.
Desde luego esto es algo que desvirtúa
mucho el trabajo original. Si es para mejor o para peor queda
a la interpretación o al gusto de cada uno, así
como pensar si esto va con el estilo de la película o no.
Escenas destacables hay muchas. Una
de las más sorprendentes es la que se intercala con la
matanza principal, con la Banda del Hacha haciendo una
especie de danza de la lluvia con sus herramientas profesionales.
Lo curioso es que no queda fuera de lugar, no me pregunten porqué.
Luchas hay para hartarse y las coreografías son del mismo
menda que hizo las de Matrix
o Tigre y Dragón
(seguimos con los paralelismos, algo más que sospechosos),
porque sí, amigos míos, hoy en día todo se
coreografía.