KILL BILL: VOL. 1
  DIRECCIÓN Y GUIÓN: Quentin Tarantino  
 
INTÉRPRETES:
Uma Thurman (La Novia/Mamba Negra), Lucy Liu (O-Ren Ishii), Vivica A. Fox (Vernita Green), Daryl Hannah (Elle Driver), David Carradine (Bill), Sonny Chiba (Hattori Hanzo)
 
GÉNERO:
Acción de Artes Marciales
USA 2003


PUNTUACIÓN:
7
   


En una capilla tejana se ha producido una masacre. Todos los asistentes a una boda han sido asesinados, incluyendo el cura. ¿Todos? No, porque los rangers se dan cuenta de que la novia aún tiene signos de vida, no así su hijo no-nato. Después del incidente la chica pasa 4 años en coma hasta que un día despierta.

Antes de todo esto la película se inicia con un viejo proverbio klingon (¿?): “la venganza es un plato que se sirve mejor frío”. Esto nos da una idea de lo vamos a ver: una venganza.

Y es que la conocida como “La Novia” tiene un pasado como perteneciente a un escuadrón asesino, Víbora Letal, donde era apodada como la Mamba Negra. Los que intentaron en vano asesinarla durante su boda eran sus antiguos compañeros. Con los nombres de los 5 principales crea su Lista de la Muerte y a partir de ese momento gastará todas sus energías en matar a los 5, aunque por el camino caerán unos cuantos más. Para ello empieza su viaje en Okinawa, donde un legendario maestro le fabrica una fabulosa espada Samurai.

La lista la componen, con el número 1, O-Ren Ishii, más conocida como Mocasín de Agua, jefa en la actualidad de la Yacuza japonesa que dirige junto a sus ayudantes Sophie (que viste como los malos de Star Trek) y Go go Yubari (con su traje de colegiala) y una banda de locos homicidas conocida como Los 88 Maníacos. La segunda es Vernita Green, apodada Cabeza de Cobre, especialista en armas blancas.

Es una lástima, pero los ajusticiamientos que vemos en esta primera parte quedan ahí. Los siguientes personajes se dejan para la segunda parte, de hecho prácticamente no intervienen en la película. Al jefe Bill, aunque aparece en los créditos encarnado por David Carradine, no llegamos a verle el rostro.

Muchas artes marciales, borbotones de sangre, grandes dosis de violencia y un peculiar estilo entre las pelis de karatekas y los spaghetti westers son los ingredientes principales de esta película. Quizás se diferencia un tanto de las anteriores creaciones de su director, Quentin Tarantino, que se basaban más en los ingeniosos diálogos a pesar de tener también presente la violencia. En los créditos iniciales se indica que esta es la cuarta película de Tarantino, aunque en realidad ha hecho más cosas, como uno de los episodios de Four Rooms y varios guiones.

Y es a ellos en inicio a los que debemos acudir para ver el verdadero sentido de esta película, que va más allá de lo que pueda verse a simple vista. Además de dirigida también está escrita por Tarantino (en colaboración de una tal U, que se corresponde con Uma Thruman, para quien estaba hecho el personaje principal y que colaboró en desarrollarlo), un auténtico cinéfilo que ha metido en la película muchos guiños a sus aficiones procedentes de sus años como dependiente de videoclub y consumidor empedernido de cine.

Como decía, si echamos la vista atrás, en 1993 Tarantino, aún desconocido, firmaba el guión de Amor a Quemarropa, de Tony Scott. En una gran secuencia inicial (similar a la de Reservoir Dogs) el protagonista acaba disertando sobre Sonny Chiba, un mito de las películas de artes marciales. Precisamente cumpliendo uno de los sueños de Tarantino el mismísimo Sonny Chiba aparece en Kill Bill interpretando al fabricante de espadas Hattori Hanzo, legendario actor para un personaje igual de legendario.

Se supone que el inicio de está película fue durante el rodaje de Pulp Fiction, en el que la Thurman y Tarantino trabajaron juntos y donde este le comentó la idea sobre la película y el personaje concreto para ella. Pues bien, prueba de que eso puede ser cierto es que el personaje de Uma Thurman en esa película habla de una supuesta serie de televisión en la que ella participa y que está protagonizada por un grupo (DIVAS) muy parecido al que pertenecen los malvados pupilos de Bill.

Una de las apariciones que sí traerá recuerdos a muchos de los espectadores es la del jefe de la banda, Bill, encarnado por David Carradine, que muchos años atrás interpretó al protagonista de otra de las series míticas de artes marciales: Kun-fú y que también formaba parte de un diálogo de otra de las pelis de Tarantino, Pulp Fiction, aunque según parece este papel pasó por varios pretendientes anteriores a Carradine, como Warren Beaty y Kevin Costner.

Hay multitud de guiños de ese estilo en el film, muchos de los cuales sólo captaremos los profanos gracias a las indicaciones del propio director. Por ejemplo el traje amarillo que lleva Uma Thruman es idéntico al que utilizó Bruce Lee en la mítica película Jugando con la muerte. La máscara de Los 88 Maníacos también es idéntica a la que llevaba Bruce Lee en la serie de televisión The Green Hornet.

¿Es tan original la película como puede parecer? Juzguen ustedes mismos. La lucha entre Uma Thruman y Vivica A. Fox está calcada a una existente en la película Coffy, perteneciente al subgénero blaxpoitation y en la que aparecía Pam Grier, a la que Tarantino recuperó en Pulp Fiction. A su vez la pelea en la nieve con Lucy Liu viene de otra película, Shurayukihime. La amputación del brazo de Juilie Dreyfus (Sophie Fatale) aparece en una película del 95, Dao y el personaje de la colegiala Gogo Yubari es clavado al que apareció en otra cinta japonesa reciente, Battle Royale. Y así prodríamos seguir con muchas secuencias, personajes y elementos de la película.

Como siempre Tarantino se ayuda de varios recursos narrativos, como la voz en off o los rótulos y todos los recursos visuales imaginables, ya que hasta hay secuencias de dibujos animados al estilo anime asiático. Lo que se gana por un lado se pierde por otro y los brillantes diálogos que han caracterizado las anteriores obras de Tarantino en esta primera entrega de Kill Bill brillan por su ausencia. Tampoco él aparece como actor. Pero sí se conserva la música que continúa siendo un pilar importante en la película, como en el resto de su filmografía.

No nos podemos quedar sólo con la violencia, que hay a raudales, porque Kill Bill tiene otras muchas cosas, sobre todo cine del bueno. Pero esta primera parte no es nada sin la segunda. El porqué de esta patética división parece provenir de la disputa entre Tarantino, que quería estrenar una película de metraje excesivamente larga y el jefe de la distribuidora Miramax, Harvey Weinstein, que no estaba dispuesto a darle ese gustazo. Al final según la versión oficial (¿?) llegaron a un acuerdo salomónico y decidieron partirla en dos y estrenarlas de forma consecutiva. Eso creo diversos problemas. Por ejemplo en España Manga Films compró los derechos de su distribución, pero cuando se decidió el estreno en dos partes y con todo ya firmado, quisieron cobrarles por dos películas, en lugar de una, que era lo pactado. No se llegó a un acuerdo y al final la acabó distribuyendo BuenaVista Internacional, la filial de Miramax, a pesar de que Manga Films ya había iniciado la campaña de la película.

Pese a todos los problemas con el personaje de Bill, que no pudo hacer el inicialmente pensado Warren Beatty, al retraso por el embarazo de Uma, a que se disparara el presupuesto y a que las localizaciones se repartieran por varios países, nos tenemos que congratular de tener de nuevo a Tarantino en acción, aunque sea después de varios años y ojo, porque después de ver Kill Bill Vol. 1, llega la segunda parte, que promete mucho más y el desenlace final: bienvenidos a Kill Bill Vol. 2.

 

J.F.K.
 


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