Con un reparto como este y una trama
que se centra principalmente en los personajes y la situación,
es imposible no obtener un resultado al menos atractivo. ¿Cubrirá
las expectativas? Yo creo que sí, aunque a los que no les
gusten las películas con mucho diálogo pero que
sí tengan muchos efectos especiales, ni se acerquen.
El método
está basada en una obra de teatro titulada “El
método Grönholm” y quizás sea precisamente
esa una de las cosas más criticables, que parezca más
una obra de teatro, ambientada entre cuatro paredes, que una película
en sí. Circunstancia esta curiosa, porque los que hayan
visto la obra de teatro notarán que las diferencias entre
las dos versiones son significativas. Tanto que el propio autor
de la obra original, Jordi Galcerán Ferrer,
ha afirmado no reconocerla.
La adaptación ha corrido a
cargo de Mateo Gil, más conocido todavía
como el amigo de Alejandro Amenábar que
por sus propias obras, junto al argentino Marcelo Piñeyro,
que también ha dirigido y que sí es conocido por
sus trabajos anteriores, que han ganado multitud de premios a
nivel internacional, incluidos dos Goya.
La historia nos habla de un grupo
de aspirantes a un puesto de trabajo que se ven sometidos a un
método de selección de personal extravagante y duro.
Ellos son actores muy conocidos y de solvencia asegurada: Carmelo
Gómez, Adriana Ozores, Ernesto Alterio, Eduard Fernández,
Eduardo Noriega, Nawja Nimri y el argentino quizás
menos conocido Pablo Echarri. Todos ellos se
someterán a las pruebas supervisados por una coqueta y
entrometida secretaria interpretada magistralmente por Natalia
Berbeke.
Como comentaba, el reparto es de relumbrón.
Ninguno de ellos pasó por un casting para conseguir
el papel. Estaban escritos más o menos para ellos y aceptaron
intervenir en la película de buen gusto. Esto hace que
sus papeles se adecuen a sus características y Eduardo
Noriega sea el pijo de siempre, la Nimri
un tanto rara, Adriana Ozores más ama
de casa que ejecutiva, Eduard Fernández un
tanto cabroncete, Carmelo Gómez un tipo
íntegro, Ernesto Alterio bastante lelo,
Pablo Echarri un inmigrante obligado por las
circunstancias y la Verbeke superficial en las
formas pero manipuladora en el fondo. Lo bueno de todo esto es
que cada cual sabe perfectamente como interpretar su papel, lo
malo es que están muy estereotipados y se quedan un poco
faltos de matices, dependiendo de quien se trate. Los mejores
Pablo Echarri, una agradable sorpresa y Eduard
Fernández, sabiendo transmitir, como siempre.
No hay más personajes, ni tramas
secundarias, excepto que los personajes de Noriega y Nimri se
conocen con anterioridad y eso se explota un poco, ni más
escenario que la oficina donde se hace la entrevista, incluidas
algunas escenas en los baños, que rompen el ritmo y son
de lo peor de la película. Algo simple, pero efectivo.
Original el comienzo, con la pantalla
dividida en varios trozos.