Está claro que los hermanos
Coen no son ningunos extraterrestres y el universo en
el que se mueven sus películas es el mismo que en el que
vivimos los demás seres humanos. Pero los personajes que
mueven en él son harina de otro costal.
En esta ocasión el protagonista
es un tal Lebowski, aunque no responde por ese
nombre, sino por el que es más conocido en su reducido
círculo de amistades: “El Nota”.
Este individuo, parado, vago, de mentalidad pseudo hippie y razonamientos
divergentes, se ve un día metido en un lío cuando
le confunden con otro Lebowski, El Gran
Lebowski que da título a la película, que
es un ricachón cuya “mujer florero”
parece haber sido secuestrada debido a las grandes deudas que
arrastra. “El Nota” intentará
sacar tajada de todo esto, algo que también quieren hacer
el resto de estamentos implicados, entre ellos la industria del
porno para la que trabajaba la chica, el propio marido e incluso
la hija de este. Todos intentarán usar e “El
Nota” como cabeza de turco y en beneficio propio.
La torpeza de este y de sus descerebrados amigos harán
que las cosas salgan como nadie espera. El campeonato de bolos
que hasta ese momento era su mayor preocupación pasará
a ser algo paralelo a sus idas y venidas entre las partes contratantes.
Es una comedia un tanto chabacana,
pero que hace despertar la sonrisa, sobre todo al ver la estupidez
del protagonista, con el que el espectador se acaba solidarizando.
Lo interpreta un Jeff Bridges con algo de sobrepeso,
greñas y barbas, con una imagen bastante diferente de la
habitual en él. John Goodman, que hace
de su amigo es de lo mejor de la película, con un personaje
veterano de Vietnam que relaciona todo con esa guerra y cuya mentalidad
no creo que difiera mucho de cualquier miembro de la Asociación
del Rifle.
Entre el resto de personajes secundarios
tenemos a John Turturro, Julianne Moore, Steve Buscemi
o Philip Seymour Hoffman, en papeles que dan vistosidad
a la película, pero que intervienen poco.
La historia en sí no es gran
cosa, lo más interesante es el devenir de los personajes,
mucho más de si se resolverá el absurdo caso o que
será finalmente de ellos.
Destacaría también una
fotografía excelente así como una banda sonora que
en ocasiones llega a sorprender, muy bien seleccionada y que reúne
un poco de todo.
Que nadie le busque trascendencia
a esta película (aunque alguno se la encontrará),
por que sólo la recomendaría para pasar un rato
divertido y a gusto, con personajes similares a los que podemos
encontrarnos en cualquier tugurio de cualquier barrio de cualquier
ciudad, llevados un tanto al extremo y caricaturizados por estos
hermanos que parecen ser unos grandes cineastas.