Debutar en la dirección con una película como esta,
es todo un lujo al alcance de muy pocos. El director ruso Vadim
Perelman ha tenido este honor, adaptando él mismo
un libro de Andre Dubus III que fue líder
de ventas. Como coguionista está Shawn Lawrence
Otto, que también es coproductor con Michael
London.
La historia trata de una mujer a la que por error le embargan
la casa. Cuando se descubre este error es demasiado tarde, pues
un antiguo general iraní ya la ha adquirido y vive en ella
con su familia, sin estar dispuesto a ceder. La chica está
sola sin nadie que la apoye y encuentra ayuda en un ayudante del
sherif con el que además entablará una relación
sentimental también bastante desastrosa. Sin dinero y con
la moral minada, intentará hacer lo posible para presionar
a la familia para que dejen su casa.
Esta es una película sin buenos ni malos. Todos hacen
algo que provoca sus situaciones, hechos deliberados o fortuitos,
por acción u omisión, que les ponen en la cuerda
floja. Además todos ellos intentan hacer prevalecer sus
derechos. Se les ve la cara buena y la mala.
Las actuaciones son magistrales. La chica protagonista está
interpretada por Jennifer Connelly (Una
Mente Maravillosa), que a su impresionante belleza une unas
inusitadas buenas dotes para hacer sus personajes intensos y dignos
de recordar. La chica de esta historia es una mujer débil,
muy dependiente y perdida. La Connelly logra
transmitir la fragilidad del personaje, que se aferra a cualquier
ayuda que pueda tener en un momento dado, aunque provenga de su
enemigo. Se come la cámara en cada una de las tomas.
Le da la réplica Ben Kingsley, con una
fuerza interpretativa que deja sin respiración. Su personaje
es un antiguo militar que ha pasado de codearse con lo más
florido de la realeza y los mandatarios en su país a ser
un vulgar inmigrante que tiene que ganarse el pan haciendo trabajos
deshonrosos para él y que detesta. Demuestra en cada acto
esa disciplina militar a la que estaba acostumbrado y además
intenta por todos sus medios volver a conseguir algo del esplendor
que su familia tuvo algún día.
Los secundarios también hacen excelentes papeles. Entre
ellos destaca Shoreh Aghdashloo, que fue nominada
al Oscar por este papel.
El trabajo del director es de destacar. No sobra ni una sola
escena, cada una está para cumplir su cometido en la historia.
Las transiciones entre ellas están también muy bien
llevadas. Un trabajo impecable.